La tumba atómica que EE.UU dejó en las Marshall, amenazada por el cambio climático

La tumba atómica que EE.UU dejó en las Marshall, amenazada por el cambio climático

En pleno océano pacifico, específicamente en las Islas Marshall, se encuentra Runit, una isla perteneciente al atolón Enewetak. En este lugar reposan los residuos de las pruebas nucleares que realizo Estados Unidos en 1958, ensayos que para entonces resultaron relativamente pequeños y que hoy representan una carga inmensa para las islas en cuestión.

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Cientos de ensayos nucleares que hoy ponen en riesgo estas islas del Pacífico

dos islas del mismo tamano una enfrente de la otra

 

El motivo por el que hoy después de tantos años esa gran tumba llena de desechos nucleares se haya convertido en un riesgo latente, está vinculado con el deterioro inminente de la cúpula que construyó Estados Unidos entre 1977 y 1980 con el propósito de albergar los 73.000 metros cúbicos de restos de material radiactivo, que generó el proyecto cactus más el que hubo que recolectar de las zonas afectadas por otras pruebas.

Esto es motivo de gran preocupación para autoridades de organismos internacionales como la ONU, debido a la alta probabilidad de que estos materiales radioactivos se fuguen y generen daños irreparables e incalculables.

Toda esta cantidad de material radiactivo es producto de cientos de ensayos nucleares que realizaron Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia entre 1946 y 1996 en algunas islas del Pacifico, de todos estos 67 se llevaron adelante por parte de los estadounidenses en Bikini y Enewetak, dos atolones de las Marshall entre 1946 y 1958.

Pero no fue sino en el año 1979 cuando los miembros del ejército norteamericano vertieron tanto los desechos tóxicos del proyecto cactus como los de otros tantos ensayos más en este enorme hueco formado por la explosión de cactus, el cual fue cubierto con cemento en forma de una gran cúpula circular de 45 centímetros de espesor y 115 metros de diámetro.

Una solución que para el momento se dijo sería por poco tiempo que además no contó con la precaución de aislamiento del fondo del cráter con la correspondiente capa de cemento, para entonces un problema de fondos que hoy se traduce en un enorme riesgo de fuga de elementos tóxicos al ambiente.

Otros riesgos que se suman con el tiempo

  • Pero el riesgo de fuga desde el fondo de la fosa no es el único ya que los efectos de la permanente exposición a los elementos de la naturaleza, ya comienzan a verse en el deterioro de la cúpula, la cual presenta grietas que comprometen el resguardo de todo los desechos tóxicos que yacen debajo.
  • Por si fuera poco, el cambio climático también está haciendo lo suyo con la elevación del nivel de las aguas del mar, lo cual afecta sin duda la estructura de cemento y sin contar con los efectos que pudiera sufrir en caso de que tifones fuertes se lleguen a presentar.
  • Una serie de riesgos que al parecer no fueron previstos y que ahora se erigen como un enrome monstruo que amenaza un paisaje hermoso y paradisíaco.
  • Un monstruo, que de acuerdo a la AFP, contiene uno de los elementos de mayor toxicidad que el humano haya conocido hasta ahora, el plutonio 239 y no son pocas las cantidades.
  • La enorme tumba tiene fugas de este veneno que afectan a su entorno cercano y aun así se encuentra Jack Ading como representante del Parlamento de estas Islas, que intentan restarle importancia a la situación pidiendo que no se preocupen ya que los niveles de toxicidad son tan  elevados en el exterior de la cúpula como en el interior.
  • Lo cierto es que esa fosa junto a la gran cúpula que la recubre, representan la herencia menos deseada que haya podido dejar en las Marshall la serie de ensayos nucleares realizados por los norteamericanos.
  • Ni hablar de todas las personas que tuvieron que abandonar sus hogares sin más opciones, las que vieron sus vidas afectadas por la radioactividad y especialmente los habitantes de Enewetak muchos de los cuales pudieron retornar a sus tierras en 1980 y que hoy viven apenas a unos 20 kilómetros de Runit, ocupando el lado sur del atolón.

Y la contaminación no se detiene

La realidad tal como lo desvelaron los mismos estadounidenses en una inspección realizada en el 2013, es que el impacto de la radiactividad ya era tan elevado que la ruptura de la cúpula de hormigón realmente no supone un riesgo mayor.

Esto debido a que los residuos que allí yacen aun emiten radioactividad lo cual no es un secreto.

Así mismo se conoce desde hace mucho tiempo la poca capacidad del archipiélago para gestionar estos desechos nucleares, aun cuando las autoridades recibieron el pago completo de los fondos que se supone cubrirían el impacto generado por los ensayos cuando el ejército de Estados Unidos se retiró de las islas.

Para Antonio Guterres, secretario de la ONU, las consecuencias de estas pruebas nucleares fueron profundas, ya que ocasionaron envenenamiento del agua y afectaron la salud de muchas personas.

Para poder discutir y afrontar los desafíos que supone la contaminación radioactiva en  materia sanitaria y medioambiental del Pacifico, el país requiere de la ayuda de la comunidad internacional.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, John Slik, no solo celebró las observaciones hechas por Guterres, porque colocó nuevamente en la palestra la problemática sobre el deterioro de la cúpula, sino que además sugiere que aparte de la prometida vigilancia de la cúpula por parte de Estados Unidos, se añada una supervisión independiente.

¿Y tú qué piensas que se debería de hacer? Esperamos tus comentarios